El estudio demuestra el crecimiento de la emprendeduría de las mujeres en las zonas rurales
y de montaña de Catalunya, partiendo de datos sobre subvenciones para la auto-ocupación.
Se reconocen patrones de segregación de género así como situaciones de invisibilidad,
pero también la progresiva introducción de las mujeres en ámbitos masculinizados como el
senderismo. Estos nuevos negocios facilitan la conciliación, generan auto-empleo, sinergias
de desarrollo local y favorecen la participación de las mujeres en la política local. El apoyo
institucional es necesario para su consolidación y réplica.